La belleza monumental de la sección española de
la ciudad y la armonía de los edificios en la parte moderna de
Quito son rodeadas por el más hermoso de paisajes y de un
horizonte
que es lleno de sorpresas. El entorno inmediato
es verde, cada sombra imaginable. Los primeros cronistas,
impresionados por este verde que sigue todo el año, hablaron de
Quito como una ciudad de constante verde.